La literatura religiosa del siglo XIII
La literatura religiosa del siglo XIII
En el S. XIII se produjo en Italia un resurgir de la religiosidad, con la creación de las órdenes religiosas de los Dominicos y los Franciscanos. Francisco de Asís, místico, reformador de la Iglesia católica y fundador de los franciscanos, también fue poeta, pero aunque de culta educación su poesía no llegaba a tener la calidad de la que se desarrollaba por entonces en la corte. De acuerdo con una leyenda, habría sido él quien dictó el himno Cantico del Sole el decimoctavo año de su penitencia, en mitad de un rapto de éxtasis, aunque hay dudas de la autenticidad de este hecho. Fue la primera gran obra poética de la Italia septentrional, escrita en una serie de versos caracterizados por la asonancia, una figura poética más habitual en el norte de Europa. Hay otros poemas previamente atribuidos a Francisco de Asís, aunque ahora generalmente se duda de su autenticidad.
Jacopone da Todi es el poeta que mejor representa este sentimiento religioso, el cual había progresado especialmente en su región,Umbria. Aunque Jacopone estaba poseído por el misticismo de Francisco de Asís, también compuso sátiras que se mofaban de la corrupción y la hipocresía de la Iglesia personificada por el papa Bonifacio VIII, perseguidor de Dante y Jacopone. Tras la muerte de su mujer en el derrumbe de una tribuna durante un torneo público, Jacopone se cubrió de harapos y se unió a la orden franciscana, sin importarle las risas de las gentes que le seguían burlándose y dándole el nombre con el que se le ha conocido desde entonces: ¡Iacopone, Iacopone! Vistió harapos durante años, sometiéndose a grandes penitencias, y dando rienda suelta a su vena mística en sus poemas. Jacopone fue un místico que desde su celda de ermitaño contemplaba el mundo y especialmente al papa, fustigando con sus palabras a los papas Celestino V y Bonifacio VIII, el cual acabó enviándole a prisión. Su obra más conocida, el Stabat Mater, ha sido ampliamente usada como base para composiciones musicales religiosas.
Al movimiento religioso en Umbría le siguió un fenómeno literario, el drama religioso. En 1258 el ermitaño Raniero Fasani dejó la caverna en la que había vivido durante muchos años y se presentó de improviso en Perugia. Fasani se presentó a sí mismo como un enviado de Dios que debía revelar sus visiones y anunciar al mundo terribles presagios. En una época turbulenta de enfrentamientos políticos entre güelfos y gibelinos, interdictos y excomuniones papales y represalias del partido imperial, los pronunciamientos de Fasani estimularon la formación de la Compañía de Disciplinantes, los cuales, como penitencia, se azotaban a sí mismos hasta cubrirse de sangre, mientras cantaban loas (laudi) de forma dialogada entre ellos. Estos laudi, directamente relacionados con la liturgia, pueden considerarse un primer ejemplo de representación teatral en lengua vernácula. Estaban escritos en dialecto de Umbría, en versos de ocho sílabas y, de acuerdo con la Enciclopedia Británica, "sin ningún valor artístico". Su desarrollo, sin embargo, fue muy rápido. Hacia el final del siglo XIII aparecieron las Devociones de Jueves y Viernes Santo, que mezclaban la liturgia con el teatro, y que más tarde evolucionarían a la forma definitiva del teatro religioso de los siglos