La literatura toscana en el siglo XIII
La literatura toscana en el siglo XIII
En el S.XIII Toscana estaba en una situación excepcional. El dialecto toscano que por entonces se hablaba se asemejaba mucho al latín, y de hecho este dialecto se convertiría posteriormente en el lenguaje casi exclusivo de la literatura italiana, pues ya a finales de ese siglo se le consideraba superior al resto de los dialectos: Lingua Tusca magis apta est ad literam sive literaturam (La lengua toscana es la mejor para la carta o la literatura), escribió Antonio da Tempo, autor de Padua nacido alrededor de 1275. Habiendo estado durante largo tiempo ajena a la invasión alemana, la Toscana nunca sufrió un sistema feudal, por lo que las luchas internas no debilitaron su vida cultural. Después de la caída de los Hohenstaufen en la batalla de Benevento en 1266, se convirtió en la primera provincia de Italia. Desde ese mismo año Florencia comenzó un movimiento de reforma política que en 1282 culminó en el establecimiento del Priorato de las Artes, y el establecimiento de las Artes Menores. Esto fue posteriormente copiado por Siena (con la Magistratura de los Nueve), por Lucca, por Pistoia y otras ciudades güelfas de la Toscana con similares instituciones populares. Los gremios tomaron el control del gobierno en sus manos, dando lugar a una época de prosperidad social y política.
En Toscana también hubo una poesía amorosa, una escuela de imitadores del estilo siciliano encabezada por Dante da Majano, pero su originalidad literaria se basó sobre todo en la poesía de carácter humorístico y satírico. La forma de gobierno democrática creó un estilo poético que se contrapuso a la mística medieval y al estilo caballeresco. Las invocaciones devotas a Dios o a una dama salían del claustro o del castillo, pero en las calles de las ciudades estos temas se trataban ridiculizándolos o con hiriente sarcasmo. Folgore de San Gimignano se ríe y hace reír cuando con sus sonetos cuenta a un grupo de jóvenes sieneses las ocupaciones de cada día del año, o cuando enseña a un grupo de damas florentinas los placeres de cada día de la semana. A su vez, el juglar aretino Cene della Chitarra, que escribió canciones inspiradas en la vida rústica, se expresa sarcásticamente cuando parodia los sonetos de Folgore. Los 58 sonetos de Rustico de Filippo son también mitad entretenimiento y mitad sátira, así como la obra de Cecco Angioleri de Siena, el humorista más antiguo que se conoce, lejano precursor de Rabelais y Montaigne.
Pero no era sólo ésta la única poesía que se hacía en Toscana. Guittone d'Arezzo aunó las formas caballerescas provenzales a los motivos nacionales y las formas latinas. Practicó también la poesía política, y, aunque su obra es a menudo oscura, preparó el camino para la Escuela Boloñesa. Bolonia era la ciudad de la ciencia, y en ella iba a aparecer la poesía filosófica. Guido Guinicelli fue el poeta que siguió este nuevo estilo. En sus obras las temáticas caballerescas se modifican y engrandecen; él cantaba al amor y a la nobleza de pensamiento. Nada del pensamiento que rige las Canzoni de Guinizelli es externo a su propia subjetividad. Su poesía tiene algunos de los fallos de la escuela de Arezzo, pero a pesar de ello, representa un gran avance en la historia del italiano, especialmente por su cercanía con la lírica poética de Dante.
En el S.XIII se escribieron también varios grandes poemas alegóricos. Uno de ellos lo escribió Brunetto Latini, un amigo íntimo de Dante. Su Tesoretto es un poema corto, escrito en versos de siete sílabas rimado en pareados, en el cual el autor dice hallarse perdido en la selva y allí encontrarse con una mujer, que representa la Naturaleza, y de la cual recibe muchas enseñanzas. Aparecen aquí, por lo tanto, una visión, una alegoría y una enseñanza moral, tres elementos que se encontrarán también en la Divina Comedia. Francesco de Barberino, abogado experimentado, secretario de obispos, juez y notario, escribió otros dos pequeños poemas alegóricos, el Documenti d'amore (Documentos de amor) y Del reggimiento e dei costumi delle donne (Del comportamiento y las costumbres de las mujeres). Estos poemas hoy en día no se estudian por su importancia literaria, sino por su contexto histórico. Una cuarta obra de tema alegórico es la Intelligenza, que es atribuida a Compagni pero que probablemente no sea sino una traducción de poemas franceses.