origenes del italiano

14.03.2014 18:31

ORIGENES DEL ITALIANO

Conforme el Imperio romano de Occidente desaparecía, el latín tradicional se mantuvo vivo gracias a escritores como Casiodoro, Boecio y Símaco. Las artes liberales florecieron en Rávena bajo Teodorico el Grande, donde los reyes godos se rodearían con maestros de retórica y gramáticos. Algunas escuelas se asentaron en Italia, así como notables autores como Magnus Felix Ennodius (un poeta pagano), Arator,Venancio Fortunato, Felix el Gramático, Pedro de Pisa o Paulino de Aquilea.

Mientras los italianos que estaban interesados en teología gravitaban hacia Francia, aquellos que permanecieron estaban atraídos normalmente por el estudio del Derecho Romano. Esto promovió la posterior creación de universidades medievales como las de Bolonia,Padua, Vicenza, Nápoles, Salerno, Módena y Parma, las cuales a su vez colaboraron en la expansión de la cultura y prepararon el camino en el cual la nueva literatura vernácula se desarrollaría. La tradición clásica no llegó a desaparecer, y el cariño del recuerdo de Roma, la preocupación por la política y la preferencia de la práctica sobre la teoría se combinaron para influir en el desarrollo de la literatura italiana.

Al contrario que otros países, Italia no tenía antiguas leyendas, ni poemas épicos o sátiras sobre las que fundamentar una literatura propia; por ello, los primeros temas de su literatura procedieron del extranjero. La Historia de excidio Trojae, atribuida a Dares y Dictis (Dares Frigius), pasaba por ser un relato presencial de la guerra de Troya. Fue la inspiración de poetas de otros países como Benoît de Sainte-Maurepara su Roman de Troie, Herbort von Fritzlar y Konrad von Würzburg. Mientras el primero escribió en francés a partir de la historia en latín, Herbort y Konrad utilizaron la fuente francesa para realizar un trabajo casi original en su propio lenguaje. Guido delle Colonne de Mesina, uno de los poetas vernáculos de la escuela siciliana, compuso por su parte la Historia destructionis Trojae. Aunque Guido imitaba a los poetas provenzales y entendía el francés, escribió su libro en latín, convirtiendo así el romance de los trovadores en la temática de una historia seria.

Algo parecido ocurrió con otras grandes leyendas. Qualichino de Arezzo escribió algunas coplas sobre la leyenda de Alejandro Magno. En Europa abundaban las leyendas sobre el rey Arturo, pero los italianos se contentaron con traducir y resumir los romances franceses.Santiago de Voragine, autor de La leyenda dorada (1260) , ha permanecido casi como historiador, a causa de su continuo dudar de la certeza de las historias que contaba. La sociedad intelectual italiana se muestra en esta época con un talante especial, positivo, casi científico en la forma en que estudia el derecho romano. Farfa, Marsiciano y otros escolásticos tradujeron las obras de Aristóteles, los preceptos de la escuela de Salerno y los viajes de Marco Polo, haciendo así de puente o unión entre el clasicismo y el Renacimiento.

El latín no desapareció en Italia. El uso de la lengua vernácula en la literatura italiana fue inicialmente escaso, y estuvo precedido por dos periodos de literatura italiana en lenguajes extranjeros, sobre todo franceses. Hubo muchos italianos que escribieron en provenzal, como el marqués Alberto Malaspina (siglo XII), el maestro Ferrari Ferrara, Cigala de Génova, Zorzi de Venecia, Sordello, Buvarello de Bolonia,Nicoletto de Turín y otros. Sus poemas sobre el amor y la muerte acostumbraron a la gente y a los cortesanos a escuchar nuevos sonidos y nuevas armonías.