Primeros escritos italianos en prosa
Primeros escritos italianos en prosa
La prosa italiana escrita en el siglo XIII es tan abundante y variada como su poesía. Los primeros ejemplos datan de 1231, y consisten en pequeños avisos sobre entradas y gastos, escritos por Mattasala di Spinello dei Lambertini, de Siena. Por aquel entonces todavía no había rastro de prosa literaria en italiano, aunque sí lo había en francés. A mediados de siglo, un tal Aldobrando o Aldobrandino, originario de Florencia o Siena, escribió un libro sobreBeatriz de Saboya, condesa de la Provenza, llamado “Le Régime du corps”. En 1267 Martino da Canale escribió una historia de Venecia en el mismo “francés antiguo” (lengua de oïl). Rustichello de Pisa, que perteneció durante mucho tiempo a la corte de Eduardo I de Inglaterra, compuso muchos romances caballerescos basados en el ciclo artúrico, así como el conocido “Viajes de Marco Polo”, obra que habría estado dictada en persona por el famoso viajero. Y finalmente, Brunetto Latini, que habría escrito su “Tesoro” en francés. Latini también escribió algunas obras en prosa italiana como “La retórica”, una adaptación del “De inventione” de Cicerón, así como la traducción de tres loas funerarias de este mismo autor:”A Ligario”, “A Marcelo” y “Al rey Deiotaro”. Otro importante escritor florentino fue el juez Bono Giamboni, el cual tradujo la “Historiae adversus paganus” de Orosio, el “Epitoma rei militaris” de Vegetio, hizo una traducción/adaptación del “De inventione” de Cicerón mezclada con la “Retórica a Erenio”, y una traducción/adaptación del “De miseria humane conditionis” de Inocencio III. También escribió un libro alegórico llamado “Libro de los Vicios y las Virtudes”, del cual se conserva una de sus primeras versiones (Trattato delle virtù e dei vizi).
Tras las composiciones originales en la lengua de Oïl llegaron traducciones y adaptaciones de obras en esa misma lengua: algunas narraciones moralizantes basadas en leyendas religiosas, un romance sobre Julio César, algunos relatos cortos sobre antiguos caballeros de la tabla redonda, traducciones de los “Viajes” de Marco Polo y del “Tesoro” de Latini. Al mismo tiempo aparecieron traducciones de obras morales y ascéticas en latín, historias y tratados de retórica y oratoria. Algunas de las obras que tradicionalmente se consideraban las más antiguas en lengua italiana se ha demostrado que son falsificaciones de una época posterior. La prosa más antigua escrita es un libro científico: “La composición del mundo” de Ristoro d’Arezzo, escrito a mediados del siglo XIII. Este libro es un copioso tratado de astronomía y geografía. Ristoro fue un cuidadoso observador de los fenómenos naturales; muchas de las cosas que describe son el resultado de sus investigaciones personales, y por ello sus obras son más fiables que otras de la misma época sobre esos mismos temas.
El siglo XIII fue una época rica en cuentos y fábulas. Una colección llamada “Cien relatos antiguos” contiene historias pergeñadas a partir de muchas fuentes, tradiciones asiáticas, griegas y troyanas, historias medievales y antiguas, leyendas de la Bretaña, Provenza e Italia, la Biblia, tradiciones locales italianas e historias de animales y antiguas mitologías. Este libro tiene un cierto parecido con la colección española llamada “El Conde Lucanor” del infante Don Juan Manuel. La peculiaridad del libro italiano es que sus historias son muy cortas, y parecen ser simples esbozos o guías que debían ser completadas por el orador conforme las fuera narrando. Otros relatos en prosa fueron incluidos por Francesco Barberino en su obra “Del comportamiento y las costumbres de las mujeres”, pero éstos tienen mucha menor importancia.
En general los escritos italiano en prosa del siglo XIII tienen poca originalidad, y son un pálido reflejo de la mucho más rica y legendaria literatura francesa. Merecen resaltarse las “Cartas” de Fra Guittone d’Arezzo, que también escribió poesía, y que tienen una temática moral y religiosa. El cariño de Guittone por la antigüedad y las tradiciones de la Roma clásica y su lengua era tan grande que intentó escribir en italiano pero con el estilo latino. Las cartas son oscuras, enredadas y en general bárbaras. Guittone tomó como modelo a seguir las obras de Séneca, por lo que su prosa resulta ciertamente rimbombante. Aunque Guittone veía su estilo como muy artístico, se suele considerar su obra como extravagante y grotesca.
El año 1282 comienza un nuevo periodo en la literatura italiana, surgido a partir de los presupuestos literarios de la literatura toscana previa. Con la escuela de Lapo Gianni, Guido Cavalcanti, Cino da Pistoia y Dante Alighieri, la poesía lírica se hace exclusivamente toscana. La verdadera novedad y el poder poético de esta escuela, por algunos considerada como el origen del arte italiano, consistiría en que, según el mismo Dante (Purgatorio, canto XXIV):
Io mi son un che quando / Yo soy tal que cuando
Amore spira, noto; ed a quel modo / el amor me inspira, lo anoto; y conforme
Ch'ei detta dentro, vo significando / él me dicta dentro, lo voy significando
Es decir, el poder de expresar los sentimientos del alma según el amor los va inspirando, de manera apropiada y grácil, ajustando el fondo a la forma y fusionándolos mediante el arte. Es clara la preeminencia de la escuela lírica toscana en esta fusión artística, por la acción espontánea pero deliberada de la mente.
La obra de Cavalcanti refleja claramente a su autor, y de este reflejo deriva su concepción poética. Sus poemas pueden ser divididos en dos grupos: aquellos que retratan al filósofo (il sottilissimo dialettico, como le llamó Lorenzo el Magnífico) y aquellos que son producto de su naturaleza poética imbuida con misticismo y metafísica. Al primer grupo pertenece el famoso poema Sulla natura d'amore, que en realidad es un tratado metafísico sobre el amor, del cual tomaron buena nota renombrados filósofos platónicos del S.XV como Marsilio Ficino. En otros poemas, Cavalcanti tiende a una imaginería poética sofocante bajo una gran carga de filosofía. Por otra parte, en sus Ballate, se muestra a sí mismo ingenuamente y sin afectación, pero con una invariable y profunda consciencia de su arte. Se considera su mejor obra la balada que compuso cuando fue expulsado de Florencia por su pertenencia al partido güelfo Blanco en 1300, refugiándose en Sarzana (Liguria).
Otro autor que cultiva la forma poética de esta nueva escuela es Cino da Pistoia, de la familia de los Sinibuldi. Sus poemas de amor son dulces, maduros y musicales, superados únicamente por Dante.